martes, 11 de julio de 2017

Nacimiento.

De su vientre surgía un indignado ser que con gritos operísticos declaraba su existencia. Un plagiario en cuyo rostro se reproducía la sonrisa coronada de mejillas del progenitor marido, que allanó sus ventrículos y arterias como un leudante sanguíneo de dolor y amor en pagarés. Una joya preciosa de delicada naturaleza, expulsada a gritos entre moco, sangre y caca. Llévatelo todo, mangante. Que me rasguen siete capas de piel y setenta más si tú eres el premio, pensaba, pestañeando saladas lágrimas y celebrando el olor a piel quemada que sellaba el pacto: no hay más para mí que tú.

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TRC, Mexico